Adios Madiba… Gracias por Existir

Mandela

Ya se nos fue. Por egoismo muchos hubieramos querido que siguiera viviendo 1000 años más pero por suerte para él, a sus 95 años aquejado de varias enfermedades que le inhabilitaban para la vida digna y normal que todos deseamos, nos dejó. Se fue con el Dios que fuere a quien él le confiaba su espiritualidad.

Nelson Mandela, poco se ha de decir de su vida pública y de su recorrido. Era el ídolo que todo el mundo necesitaba, esa persona que encumbraba todos esos valores que muchas veces nos gustaría ver en nuestros dirigentes. Era el ejemplo activo de alguien que hizo cosas, a pesar del precio personal, no tuvo reparos en pensar, hacer y enseñar. Enseñar, convenciendo es realmente una de las tareas más complejas que existen, puesto que el ser humano tiende a ser envidioso y vilipendioso de aquello que él no ha hecho, habiendole gustado pensarlo antes, o bien de aquello que se ve incapaz de haber ni tan siquiera imaginado. Pero él era libre, como dice Carlos Barrabés en su post en facebook donde hace un buen alegato sobre esta sociedad, donde la libertad es complicadísima debido a esas fuerzas magnéticas tan intensas como son la cultura, la historia o mucho peor, las heridas sufridas por el camino.

El personaje público seguramente distaría el privado. Como bien tutiteaba Mario Conde el otro dia

https://twitter.com/mariocondeconde/status/408850470086520832

pero creo que el principal legado de Mandela fue que lo que él quería ser estaba un poco lejos de lo que realmente pretendía ser como persona. Hay grandes frases que se le atribuyen a él en la fenomenal película de Clint Eastwood Invictus, que seguro correrá por las televisiones y mostrará a muchos jovenzanos atisbos del personaje, ajenos a los movimientos mundiales de los 80 por su liberación, a la situación real que era el Apartheid que hasta Coca-Cola hizo boicot de servir el deseado refresco a ese pais hasta que no se solucionara la situación…

Pronto saldrán biografias mostrando las versiones de Mandela más privadas, más escabrosas. Seguramente una ex-mujer, una ex-amante, un amigo cercano o alguno que pasaba por allí, tratará de engrandecer o tirar el mito. Al criterio de cada uno y del amarillismo del que muchos dicen huir pero les encanta consumir en soledad para rebajar el calado de algunos personajes.

Sí, Mandela seguro que iba al baño todos los dias, aguas menores y mayores, sin duda. Su condición humana así lo imperaba. De hecho ha fallecido, un indicador inequívoco de su condición y por ende aplicable a esa gran frase de Errare humanum est.

Pero no olvidemos jamás cómo una persona supo vencer, por encima de sus instintos, deseos como la venganza, el narcisismo o la ira contenida, por un deseo de construir. En un país como el nuestro, donde o eres rojo, azul o raro, del Barça o del Madrid, de Playa o Montaña, del Norte o del Sur, Religioso o Agnóstico… posiciones que muchos tratan de diferenciar, levantando muros de separación, el ejemplo de Mandela es precisamente el que deberíamos aplicar. La diferencia es riqueza siempre que sume y poseerla es indicador de múltiples opciones.

Me quedo con una frase que le atribuyen en la película que he comentado antes, Morgan Freeman la dice magistralmente :

Es el momento de construir nuestra nación utilizando hasta el último ladrillo disponible aunque ese ladrillo vuelva envuelto en papel verde dorado.

Para todos aquellos que tratan de levantar muros de un sólo color con la excusa de construir un mundo mejor y luego ensalzan la figura de Mandela, mucho les queda por aprender. Porque no hay mejor lección  y motivación que la acción de un derrotado o un ganador tendiendo la mano para que las ideas de todos estén reflejadas, como un propósito común.

Seamos diferentes, claro que si, pero también todos uno. Las singularidades tienen puntos de confluencia en los que apoyarnos para comenzar proyectos en común.

Para los que aún no lo tengan claro, dejo este poema de William Ernest Henley que da título a la película Invictus y según se cuenta, Madiba recitaba como un mantra.

Más allá de la noche que me envuelve,
Negra como el abismo insondable
Agradezco al dios que fuere,
Por mi alma inquebrantable.

En las garras de la circunstancia
No me he estremecido ni he llorado.
Bajo los golpes del destino
Mi cabeza sangra, pero está erguida.

Más allá de este lugar de ira y lágrimas
Yace el horror de la sombra,
Y sin embargo la amenaza de los años
Me encuentra, y me encontrará sin miedo.

No importa cuán estrecha sea el camino,
Ni cuan cargada de castigos la sentencia,
Soy el amo de mi destino,
Soy el capitán de mi alma.

Yo, como Carlos Barrabés, si pudiera haber hablado alguna vez con Madiba sólo le diría… Gracias… Gracias por Existir.

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